EEUU ha tenido a Rambo, Inglaterra tiene a James Bond. México tuvo durante los 60´s a su ícono, su héroe: Santo, el enmascarado de plata. “Santo” fue y sigue siendo un símbolo, un referente forzoso y forzado de la cinematografía y de la historia nacional. Sus películas eran no muy diferentes a las de James Bond, simplemente hacía falta presupuesto e infraestructura de una industria ya en franca decadencia. Además de esto, en las películas de este superhéroe mexicano, se nos develan discursos muy ad hoc a lo que se estaba viviendo en México: un sueño del cual se despertó abruptamente con los acontecimientos del ´68. “Santo” permitió a México reintentar la fórmula que inició la época de oro: llevar a una celebridad al cine. Si antes esa celebridad reafirmaba su nexo con la audiencia a través de la radio, en este caso la celebridad seguía reafirmando su comunión con el público cada semana en el cuadrilátero.
1. Santo: el 007 sin presupuesto.
Las películas de este singular personaje han sido objeto de burla y de vergüenza para las recientes generaciones de cinéfilos de nuestro país. Pocas veces se encuentra a un joven que acepte su gusto por las películas de Santo. Con Hollywood invadiendo las salas mexicanas queda clara y hasta cierto punto se entiende el rechazo hacia las películas del luchador. Lo cierto es que en cuanto a concepto las películas del Santo no se diferencían mucho de otras películas hollywoodenses como es el caso de los filmes de James Bond.
o Misiones Secretas.
En La invasión de los marcianos Santo tiene que resolver el misterio que se crea en torno a las transmisiones por TV de unos “supuestos” marcianos que amenazan con destruir a la humanidad. Con la ayuda de un brillante científico, el Prof. Ordorica, Santo se da a la tarea de acabar con esta amenaza. El Prof. Ordorica, junto con otros intelectuales, le pide a Santo tener cautela y prudencia, pues si el país se vuelca hacia el caos, la situación sería peor.
El concepto no le pide nada a los que se dejan ver en las películas de James Bond, pues en ellas el 007 también es asistido por un “cerebro” que le asigna misiones y objetivos.
o Presencia femenina tentadora.
Como las chicas sexys que tientan y acompañan al buen 007, nuestro héroe enmascarado también tiene las suyas. Aunque en muchas de sus películas, Santo tiene a acompañantes muy bellas, en este caso las sensuales mujeres vienen de Marte y buscan utilizar su belleza para atrapar a Santo.
o Uso de gadgets.
En las películas de Santo es muy común que se utilicen dispositivos de alta tecnología que el Prof. Ordorica, en el caso de La invasión de los marcianos, le facilita. En la mencionada película, el Prof. Ordorica perfecciona un instrumento para poder competir contra la avanzada tecnología marciana. Este instrumento es el detector de frecuencias cerebrales marcianas, el cual le permite al Santo saber la ubicación exacta de un marciano. Esto, como se puede observar, no está muy alejado de todos aquellos instrumentos irreales que utiliza el 007 para llevar a cabo sus misiones.
2. Santo: la apuesta del cine mexicano en los 60´s.
Los 60´s fue una década de gran activismo social en general. Desde Francia hasta México, durante ésta década se dieron grandes movilizaciones de protesta, haciendo gala de una ficticia libertad de expresión… la gente soñaba con libertad y con desarrollo… pero al menos en México, esto fue una ilusión. La ilusión se terminó con los trágicos eventos de 1968.
El Santo representó a México en los 60´s. Ésta década de gran movilización social y de sueños se vio enmarcada en la cinematografía nacional por este enmascarado de plata. Y es que el Santo y sus aventuras mantenían características muy particulares de la realidad que se vivía en ésa época en nuestra nación.
o México necesita un ícono.
Durante los 60´s, se manifestó un clímax ideológico. Se dio también un hervidero global por la consolidación de “héroes” y “leyendas” que marcarían al mundo. En EEUU el presidente John F. Kennedy se consolidaba como uno de los mejores que había tenido la nación. En Cuba, Fidel Castro se erigía como un gran luchador social. Pero sin duda alguna fue Ernesto Guevara de la Serna, el Che, quien se elevó al nivel de leyenda viviente, en especial para Latinoamérica. En gran parte eran estos tres actores los que destacaban debido al conflicto entre capitalistas y comunistas.
México, siempre un país neutral y pacifista, carecía de una “cara”, de un “nombre” que lo pusiera en el mapa. Es en ésta década cuando surge el “boom” de “El Santo” como héroe de la pantalla grande y como ícono nacional. En la invasión de los marcianos Santo es un héroe mundial ya que el mundo entero, según la trama, estaba al tanto de la invasión marciana a México.
o El sueño guajiro mexicano.
México vivía un sueño durante los 60´s. El gobierno de Gustavo Díaz Ordaz era muy eficiente en distintas áreas, lo cual llenaba de optimismo a la sociedad.
- En cuestiones políticas se hizo un gran trabajo en el área de Relaciones Internacionales.
- Su sexenio fue muy reconocido por la extrema disciplina y orden.
- Sinceridad en sus Informes al Congreso.
- El país gozaba de una tasa de inflación tan favorable como nunca desde 1930.
- Hubo estabilidad en el tipo de cambio, teniendo precios controlados y ajustados por el gobierno.
- Los salarios dentro de este sexenio fueron bajos y, sin embargo, remuneradores.
- La tasa de crecimiento se mostró como la más alta, desde 1921.
En esta línea, las películas del Santo tenían discursos muy afines al sentir nacional. En La invasión de los marcianos, se dan diversos guiños de ojo a cuestiones utópicas de un país que ni siquiera ha encontrado, hoy por hoy, una identidad nacional tal cual. Entre estos coqueteos se encuentra el hecho de que los marcianos hayan escogido a México como el país que ponga el ejemplo a la humanidad en cuestiones de paz y fraternidad. Además de esto, la avanzada tecnología de la cual dispone el Prof. Ordorica y Santo, es un sueño guajiro al cual todavía hoy, no se ven trazos de conquistar.
o El trágico despertar de un sueño.
Pero el sueño acabó en México con los eventos del ‘68. El 2 de octubre del citado año, Díaz Ordaz ordena la represión al movimiento estudiantil que se había dado cita esa fecha en la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco. Lo que sucedió es por todos conocido, pero las consecuencias no todos las alcanzan a ver con claridad.
- El movimiento inició resquebrajamiento del sistema político mexicano.
- Se vetaron obras diversas sobre el caso.
- Crisis escandalosas.
- Aumento exponencial de la deuda externa.
- Asesinatos políticos.
- El fin del gobierno priísta en las elecciones del 2 de julio del 2000.
3. Santo: la reimaginación de una fórmula exitosa.
Con las películas del Santo, la cinematografía nacional intentaba aterrizar en una nueva época de oro. La estrategia fue exactamente la misma: llevar a una celebridad querida por las audiencias a la pantalla grande. El resultado fue parcialmente el mismo: éxitos en taquilla y exportación no sólo a América Latina sino a Europa y Asia. Nuestro star system empezaba con otros espectáculos como el canto en el caso de Pedro Infante, y la lucha en el caso de Santo. Pedro Infante fue héroe de muchos en sus dramas urbanos y rancheros y Santo fue héroe de otros tantos en sus delirantes aventuras.
Pero otros héroes fílmicos, mexicanos y extranjeros, no se comparan al enmascarado, pues han sido, en su mayor parte, personajes encarnados por actores o por cantantes. Sylvester Stallone interpretaba a Rambo en los filmes de los 80´s. El mismo ídolo por excelencia del cine mexicano, Pedro Infante, actuaba de Tizoc, o de Pepe el Toro.
Santo, sin embargo, se eleva entre muchos otros héroes por ser él mismo quien recrea aventuras en las películas. En otras palabras, la audiencia veía a “El Santo” atacar momias, marcianos, vampiros, hombres lobo, etc. No veía a fulanito de tal interpretando a “Santo”. Veían a “El Santo”, aquel héroe al que acompañaban por la televisión o en vivo cada fin de semana y se alegraban por sus victorias o se entristecían por sus derrotas.
Lo que completaba la fórmula que tanto éxito dio al cine mexicano en la época de oro es el hecho de la comunión con las audiencias. Santo no se escuchaba en la radio, pero se veía en la TV y se leía en los comics. Era de esta forma con la cual se mantenía un sólido matrimonio entre estrella y público.
El Santo era ídolo de multitudes gracias a sus victorias en el ring y en las historietas. El cine simplemente lo consolidaba como tal y lo soldaba al imaginario colectivo para siempre.
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Gustavo Díaz Ordaz y el 68. México Siglo XX. Luis Lupone. Editorial Clío, 1998.
Maza, Maximiliano. http://cinemexicano.mty.itesm.mx/estrellas/el_santo.html
FOTO: islacine.wordpress.com